En este fin de semana del 14-15 de noviembre, países
miembros de la OECD estuvieron discutiendo, en una reunión en Turquía, una
propuesta para regular las prácticas de las empresas multinacionales para
reducir los pagos de impuestos en los países donde generan sus utilidades.
Un tema que parece un tanto esotérico, pero que ha preocupado
a los ministros de finanzas de los países miembros de la mencionada OECD. De
acuerdo con The Economist [1] el 55% de las utilidades de las multinacionales
de EEUU se declaran en otros países, entre los que destacan Holanda,
Luxemburgo, Irlanda, Suiza, Singapur, Bermudas y otras Antillas, entre ellas
las famosas Islas Caimán. Según un autor citado en ese artículo[2],
en promedio las multinacionales pagan en Estados Unidos un 15% sobre las
utilidades, debiendo pagar en el orden del 35%. A nivel global, la evasión por
este medio es de 240 000 millones de dólares y, dice dicho artículo, equivale
al 1.75% del PIB de los países desarrollados y más del 5% del PIB de los países
en desarrollo.
Para evitar esta fuga, en la OECD se discutió este fin de
semana un proyecto llamado Base Erosion
and Profit Shifting (BEPS), que propondrá reglas para hacer que las
multinacionales paguen impuestos en los países donde se genere la utilidad y no
en donde les cueste menos pagar impuestos. Esto es necesario porque las reglas
en este tema vienen de los 1920’s cuando la economía dependía fuertemente de la
manufactura y no de los servicios y del capital intelectual, además de que
había pocas empresas multinacionales y eran poco significativas. Obviamente la
OECD hará recomendaciones, porque no tiene poder legal para imponer reglas a
sus países miembros.
De aceptarse estos acuerdos, veremos próximamente un cambio
muy importante en las economías de los países y la mundial. Habría mucho más
dinero en manos de los gobiernos y mucho menos en manos de las multinacionales.
Estas tendrán menos fondos para financiar su crecimiento y, en un entorno que
no termina de resolver la crisis financiera mundial, su opción sería el
financiamiento, incrementando sus costos y beneficiando a la Banca. Los gobiernos,
en cambio, tendrían más amplitud para aumentar sus gastos y reducir sus déficit.
Esto, ¿es bueno o es malo? Eso depende de sus creencias. Hay
quienes creen, con una fe casi religiosa, que los gobiernos gastan el dinero
mejor que los particulares. Ese es el
caso de los socialistas. Para ellos, entre mayor ingreso tenga el gobierno,
mejor. Otros, capitalistas que pueden estar al borde el anarquismo, piensan que
entre menos dinero tengan los gobiernos, mejor y que estos deberían reducirse
al mínimo. Con una fe no menos religiosa. Y digo que es una fe religiosa,
porque es un tema de dogma. No se ha podido demostrar científicamente si el
dinero genera mayores beneficios a la sociedad en manos de los gobiernos o en
manos de los particulares.
Por ilustrar el punto, déjeme poner un ejemplo. Starbucks
ahorra una cantidad sustancial en impuestos, declarando sus utilidades en
Irlanda. Ese ahorro, obviamente genera crecimiento a la empresa, que lo
invierte en nuevas instalaciones, empleo, desarrollo de la empresa y genera más
utilidades. Todo lo cual genera beneficios en su país de origen y en los países
donde opera. Si esos mismos ahorros se entregaran a la administración Obama,
¿crearía la misma cantidad de beneficios a la sociedad? ¿Serían gastados sabiamente?
Yo, entre otros, dudo mucho de la sabiduría del gobierno americano para gastar
ese dinero. O de cualquier otro gobierno: no metería las manos en el fuego por
ninguno de ellos.
Pero ese tema no es fácil de demostrar. No se pueden hacer
experimentos, el tema es extraordinariamente complejo y los tiempos de mostrar
resultados de la inversión privada y del gasto gubernamental, son muy diversos
y los beneficios difícilmente equiparables, de modo que habría que sumar “peras
con manzanas”, como dice el refrán.
Hasta aquí la discusión
es un tanto pragmática. ¿Cuál decisión genera mayor beneficio a mayor
número de personas? Queda por ver otro tema, el de la justicia distributiva. La
obligación de los que tienen altas utilidades de repartirlas con los menos
favorecidos. Un tema también muy enlazado con las creencias religiosas. Algunos,
y Starbucks es un ejemplo, canaliza parte de los impuestos que ahorra a través de
una fundación filantrópica, lo hace Bill Gates y otros más. Seguramente
convencidos de que pueden hacer más bien de ese modo que entregando sus
utilidades a los gobiernos.
Lo que sí es un hecho es que las cosas cambiarán. No
necesariamente en este fin de semana, pero ya se han puesto en marcha
mecanismos y planes para evitar la evasión de las grandes multinacionales. Y
mucho cambiará. Ojalá con las nuevas medidas para evitar la evasión de
impuestos, se establezcan medidas para lograr una mejor administración de los dineros
públicos, de modo que generen mejores resultados. Y, por supuesto, medidas muy
efectivas para erradicar la corrupción. Porque son dos temas diferentes: la ineptitud
para invertir con sabiduría y la corrupción. Y, generalmente, se juntan. Hay
que pensar muy bien esas medidas; de otro modo, todos estos esfuerzos darán muy
pocos beneficios.
Muy buen artículo. Coincido que es un tema o temas (pago de impuestos, filantropía, eficiencia administrativa de gobiernos, corrupción, etc.) son muy complejos. Creo que no tenemos todos los elementos para decir si los gobiernos o los particulares generan mayores beneficios a la sociedad. Me parece que lo que se puede afirmar es que los gobiernos son menos eficientes en la administración de los recursos monetarios. Aunado a lo anterior, la corrupción perjudica a la administración pública y puede beneficiar a la iniciativa privada.
ResponderEliminarFelicidades por el artículo.