En una era de comunicaciones rápidas, muchas decisiones y
cambios frecuentes, ¿Cuánto tiempo puede sostener sus ventajas competitivas? Al
parecer todo conspira para que las ventajas competitivas duren cada vez menos.
La velocidad a la que se difunde la información, la abundancia de datos
disponibles en línea, y el fácil acceso de la tecnología se unen y dan un
resultado: cada vez le van a copiar más rápidamente. La ventaja competitiva
cada vez dura menos. Parece una carrera que nunca tiene un fin claro.
El gran problema en este ambiente es que el tiempo necesario
para recuperar su costo de desarrollo de nuevos productos, descubrir de
nuevos modos de dar soluciones a su clientela e innovar su modelo de negocio antes de que su competidor lo copie,
ese tiempo que significa posibilidad de recuperar la inversión, es cada vez
menor. Y un empresario necesita recuperar lo que ha invertido para lograr su
nivel competitivo.
Terrible, ¿No? Es el mundo de la Hipercompetencia que describe
D’Aveni[1].
Y, si recuerda Usted, en un mercado hipercompetitivo las utilidades son
mínimas, marginales. Pero es aún peor. Una vez que algún competidor genera una nueva ventaja
competitiva, a Usted no le queda más que adoptarla rápidamente. Lo que por un
corto tiempo fue ventaja, al poco tiempo ya se volvió obligación: una condición
para seguir en el mercado. En otras palabras: se volvió un costo. Hay quién
dice que solo queda una ventaja competitiva sostenible: la capacidad de crear
ventajas antes y más rápido que los demás competidores. No es del todo cierto,
pero se acerca mucho.
Por supuesto, a usted no le queda mucho por hacer en este
ambiente. Puede escoger ser el líder en innovación o ser un seguidor rápido. Si
decide esto último, el nombre del juego es, precisamente la rapidez y además un
músculo de mercadotecnia tal, que le
permita crecer más rápido que el innovador. Su ventaja competitiva será la rapidez
en adoptar la nueva tecnología y tener los mecanismos necesarios de mercadotecnia
para llegar más rápido a los clientes.
Otras ventajas serán necesarias: una
excelente inteligencia competitiva, grandes capacidades de ingeniería inversa y
acceso a expertos en patentabilidad e infringimiento de patentes, un tipo
escaso de consultores que combinan capacidades jurídicas y tecnológicas que le
permitan encontrar el modo de evitar ser demandado por infringir patentes.
Complejo, pero posible. De hecho muchos lo hacen.
Otras ventajas dinámicas también
están ligadas a la rapidez. La capacidad
de reacción; la posibilidad de atender a las urgencias, imprevistos y
necesidades emergentes de sus clientes. Ellos también están sujetos a esta Hipercompetencia
y necesitan un apoyo eficaz de sus proveedores. Otra: la flexibilidad. La
capacidad de tomar decisiones rápidamente y no estar limitado por los usos y
costumbres tradicionales en su Empresa.
Finalmente hay quien dice que la última
ventaja competitiva es la capacidad de análisis. Poder entender y hacer sentido
de la situación de los negocios. Nada fácil, en medio de este diluvio de
información que hace que la nuestra ya no sea la edad de la información, sino
la era de la confusión. Y esa capacidad de hacer sentido, por cierto, es difícil
de copiar: requiere una gran visión, capacidad de traducir esa visión en hechos
concretos con gran rapidez así como un profundo conocimiento de los negocios. Un
sistema que le permita actualizar constantemente su información. Y la flexibilidad de estar rotando la visión a
nuevos campos: lo que algunos le llaman ver el horizonte
Al final, el mensaje es:
que todo lo que reduzca sus tiempos y le ahorre tiempo a su clientela, será valioso
y apreciado. La dinámica será, me parece, el nombre del juego por mucho tiempo.
Usted, amiga y amigo ¿tiene lo que se necesita para competir de este modo?
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