Una de las trampas más frecuentes al tratar de establecer la
estrategia de negocios, es fallar para entender cuál es verdaderamente el reto sistémico
y de largo plazo que la empresa está afrontando. Y, claramente, si es problema
es porque no es fácil de establecerlo.
Para muchos, la estrategia se reduce a encontrar el modo de
ser más productivo. Lo cual no está mal, pero muchas veces el problema está más
allá de la productividad. Imagínese a los fabricantes de máquinas de escribir
preocupadísimos por ser cada vez más productivos, mientras que las computadoras
absorbían su mercado. Imagínese a los
fabricantes de cámaras fotográficas baratas y de película fotográfica para las
aplicaciones del gran público, preocupadísimos por su productividad mientras
que los teléfonos celulares y la fotografía electrónica se estaban comiendo su
mercado. La historia nos dice que ninguno de ellos vio claramente el reto.
A este tipo de estrategia centrada en mejorar la
productividad, se llama muchas veces la “estrategia del plomero”. Piense usted
en un plomero. Llega a su casa y se dedica a dos cosas: a reparar fugas en los
caños o a destapar tuberías tapadas. Un "estratega plomero" se dedica
a ubicar cuellos de botella en los procesos de la empresa y fugas de
utilidades. Nada malo; al contrario, muchas veces puede ser necesarísimo. Pero
eso no responde a una visión sistémica y de largo plazo; puede ayudarle a
seguir viviendo en una situación similar a la que ahora tiene su mercado mientras
nada cambie, pero no le permite visualizar los verdaderos retos.
Pero ¿qué es un reto? Un reto puede ser un problema: Su
mercado está cambiando. Han cambiado las reglas del juego, sea porque cambio la
reglamentación o sea porque se han introducido nuevos modelos de negocio en su mercado.
La tecnología puede ser ahora diferente, y pudiera ser que la empresa no tenga
las patentes necesarias para aprovecharla. Han entrado nuevos y poderosos
competidores en su mercado. Dicho de otra manera: ya no puede hacer el negocio
de la misma manera como lo hacía antes.
Pero el reto también puede ser una oportunidad. Fracasa un
competidor importante: ¿cómo aprovechamos los mercados que deja sin entender? Una
nueva generación llega al mercado y tiene criterios diferentes para comprar
productos y servicios. ¿Qué nueva oferta de valor les podemos hacer? Cambian
los criterios de compra en la industria a la que servimos: ¿cómo reinventamos
nuestra empresa para aprovecharlos?
Es frecuente que las empresas (y, si a esas vamos, también
los gobiernos) tengan una particular ceguera para ubicar los nuevos retos. De
hecho, se requiere una gran visión empresarial (o de estadista, en el caso de
los gobiernos) para ubicar retos que los demás no están viendo y encontrar
nuevas maneras de atenderlos.
Dirá usted: y yo, empresario competente pero no visionario, ¿qué
puedo hacer? Desde luego que no es simple. Hay algo de arte en este concepto de
encontrar los retos. Algo importante es alimentar su visión empresarial con
información sobre los aspectos que podrían modificar la operación de su
empresa. Mantenerse al tanto de la innovación y la investigación tecnológica.
No conformarse con lo que vienen a platicar sus proveedores. Ver qué tipo de
patentes se están otorgando en los campos donde trabaja su empresa. Enterarse
de que programas de investigación tienen universidades y centros de
investigación, no sólo en México sino en todo el mundo.
También será vital tener una información confiable sobre las
tendencias, tanto sociales como de mercado, las del entorno político y
económico, de las tendencias reglamentarias y hacerse el hábito de cuestionar
qué impacto podrían tener estos temas en los negocios en general y en el suyo
en particular. Y después, confirmar que tan atinado fue en sus previsiones.
Acostumbrarse a ir más allá de los síntomas (por ejemplo,
cada vez más jóvenes se transmiten música a través de la red) y ver cuáles
pueden ser las causas de ese síntoma, (por ejemplo, el deseo de poder tener
música a un costo relativamente bajo y fácil de transportar). Muchos vieron este
fenómeno, por ejemplo las compañías disqueras, y reaccionaron tratando de hacer
intervenir a los tribunales para que protegieran a su negocio. Uno, Steve Jobs,
lo vio como un reto y una oportunidad que podría aprovechar: usó una tecnología
que ya estaba disponible (el formato MP3), aprovechó las innovaciones en
memorias cada vez más pequeñas y baratas, y llegó un modelo de negocio que
permitiera vender las canciones en línea, una por una, de manera legal y creó
un negocio, el iPod apoyado por el iTunes, que revolucionó su industria y creó
un toda una nueva dirección para su empresa que, sin estar mal, no estaba
aprovechando todo su potencial.
Me parece que para algunos grupos directivos les es difícil estar al pendiente sobre el entorno, mercado y tendencias, la operación y situaciones del día día absorben su tiempo y son prioridad para lograr el presupuesto anual, dejando estos temas en segundo plano. En la actualidad, lo mencionado en el artículo, es algo necesario para identificar los retos futuros de la organización.
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