En estos días que
se están discutiendo diversos temas de la Reforma Educativa, en medio de diálogos
y cierto nivel de amenazas y presiones, se ha difundido y discutido en los
medios el modelo educativo de Singapur. Es importante conocerlo y vale la pena
ver si podría generarnos una ventaja estratégica. Y también nos puede servir para
conocer como son nuestros competidores.
Ya he dicho en estas páginas en
estas páginas que el factor humano es la mayor ventaja competitiva. Habiendo
acuerdo en esto, no lo hay en cuanto al modelo de educación que deberíamos
seguir. O en todo caso, crear. Porqué es
muy difícil que haya un solo modelo que se adapte a todas las culturas. Y, de
hecho, también dependerá el nivel de educación del que partimos. Muy bajo, en
el caso de México.
Vale la pena examinar el modelo
de Singapur, considerado junto con el finlandés y el koreano, los mejores del
mundo. Singapur, un país pequeño, con cinco millones de habitantes, con una
superficie de 700 kilómetros cuadrados, que cabría 2,800 veces en México. Y no
tiene materias primas. Su producto per cápita es de 83,000 dólares anuales,
ajustados por poder de compra, el sexto más alto del mundo.
Los resultados, en síntesis, buscan
formar:
- Una persona con confianza en sí misma, con un fuerte sentido del bien y el mal, adaptable, resiliente, que se conoce a sí misma, capaz de juicio, que piensa independientemente y críticamente y se comunica eficazmente.
- Que dirige su propio aprendizaje y toma responsabilidad del mismo, que cuestiona, reflexiona y persevera en la búsqueda del conocimiento.
- Un participante activo, que es capaz de trabajar efectivamente en equipo, toma iniciativa, acepta riesgos calculados, es innovador y lucha por la excelencia y,
- Un ciudadano involucrado, arraigado en su país, con una fuerte consciencia cívica, que está informado y toma un papel activo en mejorar las vidas de los que lo rodean.
Difícil de medir, de evaluar pero
a la vez fascinante. Sus propósitos están centrados en el resultado que se da
en el futuro ciudadano. El documento establece cuales son los resultados
esperados en los niveles básico, secundario y post secundario, que están alineados
pero tienen diferente nivel de profundidad.
Claro, estamos hablando de otra
cultura. Singapur es un país de cultura china, fuertemente arraigada en los conceptos
de Confucio, que tiene una jerarquía de valores que en parte concuerda con los
nuestros y en otros no. Pero imagine, solo por un momento, que tuviera usted
colaboradores así, en todos los niveles. Que usted mismo fuera su ejemplo en
estos conceptos. ¿Cuál sería la capacidad de su empresa?
Necesitamos hablar de esto.
Nuestro país necesita para poder ser competente a largo plazo, tener claridad
en los resultados que queremos de la educación. Y luego implementar lo que haga
falta para llegar a esos resultados, meticulosamente. No es el momento de la
demagogia, de las soluciones a medias. La educación de este país necesita cirugía
mayor. No fomentos de agua caliente.
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