No es fácil definir lo que es una
estrategia. Aún entre los militares, siempre hay una zona gris entre lo que es
la estrategia y la táctica así como
entre lo que es la táctica y la operación. Muchas veces, la estrategia se
confunde con una serie de actividades, con la mera suma de tácticas y frecuentemente
se confunde con los objetivos.
No es fácil, pues. Probablemente
una de las mejores maneras de ver la estrategia es describirla como: concentrar nuestras ventajas competitivas
sostenibles en el lugar donde hagan el mayor efecto posible. Lo cual no es
simple. Hay que tener muy claro, con total objetividad, cuáles son nuestras
ventajas competitivas y entender cuáles de ellas son verdaderamente sostenibles,
al menos en el mediano plazo. También es muy importante tener una comprensión
muy clara del mercado y de la
competencia para poder entender cuál es el lugar donde nuestras ventajas
competitivas pueden hacer el mayor efecto posible.
Es importante, sin embargo, recordar
que puede haber muchos tipos de ventajas competitivas. Recursos, especialmente
dinero. Conocimiento. Tecnología. Organización. Un modelo de negocio diferente
y difícil de copiar. Barreras de entrada al negocio. Y posiblemente muchas
otras más. Pero todas ellas, siendo importantes, requieren siempre de un
multiplicador. Un multiplicador que es precisamente la mayor ventaja
competitiva. Y ese multiplicador es el estratega.
Porque se pueden obtener
recursos, conocimientos, tecnología y muchas otras de las ventajas que aquí se
han descrito y, sin embargo, no tener la capacidad de aprovecharlas al máximo.
Porque todas ellas requieren del juicio, el valor, la decisión y la prudencia
que sólo el ser humano puede dar.
En primer término, tenemos al
estratega. Un estratega mediocre, no sabrá cómo aprovechar al máximo los
recursos que tiene disponibles y no tendrá la capacidad de juicio para
aplicarlos en el lugar donde hagan el mayor efecto posible. La historia está
llena de situaciones donde estrategas que tuvieron acceso a enormes recursos,
pero no supieron utilizarlos, fueron derrotados por estrategas brillantes que
tenían recursos más limitados.
Por supuesto, esto no es
suficiente. Otro tipo de cualidad humana
hace una gran diferencia. Y también depende del estratega. Estamos hablando de
lo que Sun Tsu, en su libro El Arte de la Guerra llama "ley moral".
La capacidad del estratega para hacerse respetar y querer por su personal a
todos los niveles, para hacerse seguir hasta donde haga falta, sin temor y sin
dudar. Es el estratega, pero también su equipo a todos los niveles. Y ésta,
posiblemente, sea la capacidad más escasa.
En otras palabras, el
multiplicador es el factor humano. El estratega y su equipo, a todos los
niveles, son los que hacen que las ventajas competitivas se aprovechen al
máximo. Por eso se puede decir que la primera tarea del estratega es
desarrollarse a sí mismo. Conocer nuevas herramientas, aprender a
interpretar cada vez mejor su entorno, aumentar
su capacidad de decidir. Y, casi con el mismo nivel de importancia, desarrollar
a su gente en todos los niveles. La primera tarea no se puede delegar. Nadie la
puede hacer por el estratega. La segunda, requiere del esfuerzo de muchos. Es
tarea del estratega inspirar, marcar la dirección, apoyar, convencer. Hacerse
seguir, no por imposición sino por convencimiento.
Estimado Antonio: Excelente publicación que resalta que el desarrollo continuo personal, es relevante y asegura generar un entorno sustentable.
ResponderEliminarGracias y saludos cordiales,
Cesáreo Martínez
Gracias Cesáreo. Parecería obvio, ¿no? Pero en una época donde la tecnología y la información ocupan el primer lugar en la atención de las empresas, es importante no olvidar que la Persona es la que hace la diferencia. Un cordial saludo
ResponderEliminar