Cuando se está construyendo la
estrategia, con alguna frecuencia, hay que hacer algunas suposiciones. No es
raro que algunas personas les parezca poco preciso el hacer suposiciones en
este tema. Pero es algo muy común y, en términos generales, muy necesario.
Si no pudiéramos hacer supuestos
mientras construimos la estrategia y quisiéramos tener toda la información
perfectamente validada, probablemente el tiempo que nos consumiría sería tan
largo que nuestra estrategia ya no sería oportuna. Por no hablar del costo: en
alguna ocasión un investigador trató de calcular el costo de la información
perfecta y, aparte de que no lo logró, llegó a la conclusión de que el costo
sería prohibitivo.
De hecho todo empresario y todo
estratega debe tener la capacidad de hacer suposiciones sensatas, útiles para
la administración. En buena parte, esta habilidad de hacer suposiciones es uno
de los motivos por los cuales la administración en general y la estrategia en
particular se consideran como una mezcla de arte y ciencia.
Lo que sí es muy importante es
que no confundamos nuestras suposiciones con hechos. Sí, se vale hacer
suposiciones, pero deben estar claramente etiquetadas como supuestos que deben
ser comprobados. Claramente, uno de los primeros pasos en la implementación de la
estrategia debe ser comprobar tales suposiciones y crear métricas para poder
asegurarse de que esos supuestos se están cumpliendo en la realidad.
Ahora, no todo sirve como
supuesto. No se trata de meras ocurrencias. Nuestros supuestos tienen que
reflejar un buen sentido de los negocios y un conocimiento del modo como los
mercados operan. Son supuestos que tienen que ver mucho con el modo como
creemos que el mercado va a reaccionar frente a nuestra estrategia, sobre la
reacción de nuestros competidores y cómo tratarán de copiar o de contrarrestar
nuestra estrategia, cómo funcionará nuestra estrategia en la situación económica
que actualmente tenemos y si funcionará de la misma manera cuando cambien las
situaciones económicas. Y puede haber otros muchos tipos de supuestos, pero
todos ellos están relacionados con los básicos del negocio.
Para poner algunos ejemplos
ridículos, no podríamos hacer supuestos que incluyeran la llegada de
alienígenas a nuestro mercado, o que supusieran que las leyes de la economía
dejarán de aplicarse, por ejemplo haciendo la suposición que cuando la oferta
superara a la demanda los precios crecerían. Y algunos supuestos son verdaderamente
peligrosos. Por ejemplo, Suponer que somos geniales. Que nuestros competidores
nunca nos van a poder igualar. Que el mercado o nuestros competidores son
tontos. Que nuestra estrategia es insuperable y que no nos la van a poder
copiar o contrarrestar. Supuestos que nos llevan a la complacencia y a
confiarnos.
Dentro de esta categoría de los
supuestos caen los escenarios. Los escenarios, como ustedes saben, no pretenden
tener una validez matemática o estadística. Pero eso no quiere decir que todos
los escenarios sean igualmente válidos o útiles. Los escenarios son situaciones
futuras que son posibles, que responden a una lógica y que debe ser descritos
con una narrativa basada en un muy buen sentido de los negocios. Y, en términos
generales, son muchos más útiles que las proyecciones matemáticas o
estadísticas, ya que permiten explorar una gama mucho más amplia de
posibilidades y plantearse estrategias alternativas si el entorno cambia.
Típicamente, es importante
incorporar en los escenarios algunos supuestos de tipo económico, político,
social, y tecnológico en diferentes futuros posibles. Y, si se trata
verdaderamente de un buen ejercicio de escenarios, la lógica de esos supuestos
y de su impacto en los negocios debe ser muy clara.
Por supuesto, no deja de causar
algún temor hacer supuestos. Uno quisiera tener una total precisión y un tino perfecto
en sus suposiciones. Pero, desgraciadamente, el mundo no es así. Una parte de
la descripción de un puesto de un excelente estratega es que tiene la capacidad
de hacer suposiciones sensatas, con una visión superior a la de los demás, pero
en esa descripción de puesto no está el que todas sus suposiciones siempre sean
correctas. De ahí que sea tan importante plantearse varios escenarios, de
manera que nuestras estrategias siempre tengan varios planes alternativos que
entran en operación en cuanto se confirme que algunos de los supuestos no
ocurren en la realidad.
Complejo, con toda seguridad.
Pero a la vez fascinante. Esta porción de arte que tiene la estrategia es particularmente atractiva y es lo que logra
que algunos nos enamoraremos de éste tema.
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