12 de enero de 2016

Los límites de los oligopolios: Precios del petróleo


El tema de los precios del petróleo da un buen ejemplo de las aberraciones que pueden generar las fuerzas oligopólicas y son también un modo de ver un ejemplo del mecanismo que describe Michael Porter en su libro “Estrategia Competitiva”, donde explica las cinco fuerzas que influyen en las utilidades de las empresas.

El primero de abril de 2014, el precio internacional del petróleo empezó a disminuir. Las razones de esto no son inmediatamente obvias. La demanda  de petróleo no ha disminuido. De hecho, dice la prensa seria de negocios, se ha “debilitado”. Creció 1.4% en 2015 y se espera algo similar en el 2016. De modo que la explicación de la baja de los precios no se justifica por una disminución de la demanda. Lo que sí ocurrió fueron dos hechos importantes: un  crecimiento en la producción de energéticos en EEUU a partir de procesos para obtener el petróleo y gas disponible en rocas de esquisto (shale). EEUU tiene las mayores reservas mundiales de ese recurso y su explotación comercial le podría dar total independencia energética. El otro hecho, que concuerda con el anterior, es que ahora se le permite a las empresas de EEUU exportar petróleo y sus derivados, cosa que tenían prohibido por ley. De modo que los EEUU, que eran importadores netos de petróleo podrían volverse exportadores. Sí, y solo sí los precios del petróleo fueran altos.

En el esquema de Michael Porter, hay varias fuerzas que reducen las utilidades. La competencia interna: en este caso, productores de petróleo no tradicionales: Brasil, Ecuador, Colombia, Nigeria, que son rentables mientras los precios sean altos, pero no lo son a los precios actuales. La amenaza de nuevos productores, China por ejemplo. La entrada de substitutos: el petróleo procedente del esquisto, o “shale oil” y “shale gas”. De acuerdo con el esquema de Porter, los proveedores actuales usarían su fuerza negociadora bajando los precios para hace inviables  a algunos proveedores actuales, desanimar a nuevos productores y, sobre todo, impedir la entrada de nuevos sustitutos, no solo los de el “shale oil” sino también las energías no tradicionales, como la eólica, solar, geotérmica, de biomasa y otras.

De hecho, en un reporte de The Economist, se comenta que, a los precios actuales (30 dólares el barril en los petróleos de referencia más lo que baje esta semana)  solo Irán, Irak, Arabia Saudita y Kuwait operan arriba del punto de equilibrio. Por poner algunos ejemplos, Nigeria necesita 70 dólares el barril, para estar en punto de equilibrio, EEUU necesita 65 dólares/barril, Gran Bretaña necesita 60 y Rusia 50. No hablan de México, pero solo la extracción de petróleo nos cuesta algo en torno a 20 dólares el barril. Si a eso le agregamos el costo de logística y los indirectos más los impuestos, seguramente ya estamos operando muy por debajo del punto de equilibrio.

Pero, ante esta teoría, una poderosa herramienta de análisis, algo está fallando. Una disminución de precios de 70%, no ha hecho que la demanda crezca  de un modo apreciable. Un aumento de la demanda de solo 1.4% con una baja de 100 a 30 dólares. Por otro lado, los productores que están por abajo del punto de equilibrio no están dejando de producir. Y la razón es que las inversiones que ya han hecho son costos hundidos. Aun sin utilidades, en algo contribuyen a solventar esos costos, que son mayormente de depreciación.

¿Qué pasará? No es fácil decirlo. Subir los precios es difícil. No mientras la economía mundial esté a ritmo lento. Es posible que la OPEP y en particular los países árabes hayan cometido un error estratégico, muy difícil de enmendar. Y algunas consecuencias ya están a la vista. Arabia Saudita anunció que está considerando poner en la bolsa de valores su empresa estatal ARAMCO. En términos más sencillos: vender parte de su empresa para tener fondos con qué remediar su déficit fiscal y para diversificar su economía. Se habla de que esa empresa podría valer millones de millones de dólares. Solo para darle contexto a la cifra, el PIB anual de México es de 1.2 millones de millones de dólares y la fortuna de Bill Gates es de aproximadamente 80 mil millones de dólares. O sea que ni siquiera el hombre más rico del mundo tendría dinero podría comprar esa empresa, al menos al contado.

Otras consecuencias son posibles. El costo bajo de energía podría hacer competitivos a algunos países pobres, al menos temporalmente. Esto podría actuar como un catalizador que les ayudara a crear nuevas capacidades, si tienen la sabiduría para aprovechar la oportunidad.  También podría ayudar a países ricos importadores de petróleo. Por el lado negativo, los costos bajos de energía pueden hacer lento el cambio hacia tecnologías limpias, no tradicionales, energías que tendrían menor atractivo mientras los combustibles fósiles sigan baratos.

Una situación de oportunidades y amenazas. Y una lección para los estrategas: la teoría del oligopolio no siempre funciona. Ni tampoco otras teorías de estrategia económica. No hay que jugar al aprendiz de brujo.



7 comentarios:

  1. Camilo Restrepo, Medellín12 de enero de 2016, 13:01

    Profesor, brillante análisis. Mil gracias por seguir compartiendo sus enseñzas.

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    1. Me hace que me ponga colorado. Con la ayuda de mis clientes y amigos aspiro a poder hacerlo mejor

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    2. Me hace que me ponga colorado. Con la ayuda de mis clientes y amigos aspiro a poder hacerlo mejor

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  2. Gracias!!!! Excelente análisis... No olvidar incluir el incremento de la oferta petrolera por la entrada al mercado de Irán. Me he convertido en lectora asidua de su blog...

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  3. 100% de acuerdo. Irán agregará 500,000 barriles al día. Todos están apostando a que otros dejarán de producir. Irán, que tiene un punto de equilibrio bajo, apuesta a que otros (Nigeria, Ecuador, Colombia) dejarán de producir

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