Hay quien dice que la ejecución de la
estrategia es la parte aburrida de todo el proceso. En alguna manera tienen
razón. La parte de las grandes definiciones, construcción de escenarios,
revisión de diferentes opciones y la aplicación de análisis de diversos tipos
es muy atractiva. En la práctica, sin embargo, es muy rara la empresa que dedica
50 horas al año a definir su estrategia. En cambio, la ejecución de la
estrategia ocurre durante las más de 2000 horas hábiles con que se cuenta en un
año. Algo así como el 2.5% del tiempo total disponible se dedica a la
construcción de la estrategia y el resto a su ejecución. Por otro lado, si uno
consulta de las bibliotecas especializadas en línea así como a la compañía
Amazon, uno de los mayores vendedores de libros del mundo, se encuentra con que
el tema de la ejecución de la estrategia es menos del 10% de lo publicado,
comparado con lo que se publica sobre estrategia.
Claramente hay un desbalance. Da la impresión
de que se pensara que la ejecución ocurre un tanto en automático, sin necesidad
de mayor estudio o análisis. Y, en opinión de muchos expertos, el tema tiene
otros enfoques.
Cuando se
analizan las razones por las cuales falla una estrategia, es claro que una
parte falla por defectos en el proceso Pero es un caso raro. En términos generales,
los procesos de construcción de la estrategia son bastante conocidos y en
general son adecuados. Es más frecuente que el proceso falle por falta de
información confirmada y validada o por no haber incluido al personal de más
alto nivel o el más capacitado para esta tarea. Tal vez sea del 1% al 2% de los
casos. Por otro lado, muchas veces lo que falla es el entregable: los
documentos del proceso, los cuales pueden ser poco claros, con poca precisión
en cuanto al modo como se competirá, los campos donde se competirá, las
ventajas competitivas sostenibles que se utilizarán y otros aspectos similares.
Esto tal vez forme entre el 15% y el 20% de los casos. El resto, en algunos
casos hasta el 80% de las veces, la falla vienen de los defectos en la
ejecución. La falta de comunicación, de retroalimentación, la falta de
precisión y detalle así como la de supervisión,
son las razones por las cuales muchas veces la estrategia es ejecutada de un
modo deficiente.
En esto nos
encontramos dos bandos. Algunos "gurús alegan que la estrategia de la
parte fácil. Lo que es difícil -dicen -lo que te mata es la ejecución. Y en
parte tienen razón: no importa qué tan buena sea una estrategia, si no se lleva
a cabo es lo mismo que si no existiera. La estrategia no aplicada es
perfectamente inútil. Por otra parte, de nada sirve ejecutar a la perfección
una estrategia mal diseñada. En cierto modo, ambos tienen razón.
Cuando una
estrategia es correcta y es ejecutada de un modo excelente, es de esperarse que
se tenga éxito. Por otro lado, si la estrategia es incorrecta, pero se ejecuta
de un modo excelente, la propia implementación de la estrategia hace visible
cuales fueron las fallas en su diseño y puede dar aviso a tiempo para corregir
el rumbo. En cambio, si la estrategia era la correcta pero la ejecución fue
defectuosa, seguramente habrá fallas pero habrá un problema adicional: no queda
claro si la falla se debió a la estrategia o a su implementación. Y eso nos
puede llevar al desechar estrategias que eran muy adecuadas pero que no se
alcanzó a demostrar su valor debido a que se ejecutaron con descuido. Desde
luego, el peor caso es cuando tanto la estrategia como la ejecución estuvieron
equivocadas. En esas condiciones es muy difícil entender la falla y aprender de
ella.
En resumen:
siempre hay que cuidar la ejecución. Por supuesto, hay que crear las mejores
estrategias pero ser también particularmente cuidadosos de que la implementación
no tenga defectos. Y, desde luego, recordar que la estrategia no es una ciencia
exacta y que siempre hay que prever que la ejecución entregue información
precisa y oportuna para poder cambiar a tiempo una estrategia que no esté funcionando.
Asimismo, el diseño de la ejecución debe de ser muy flexible y tienen que estar
muy claros los indicadores de desempeño y, de ser posible, lo que se llaman
indicadores avanzados, que son indicadores que permiten prever las fallas antes
de que se presenten. Algo que es un verdadero arte. Si nuestros indicadores
sólo nos dicen la historia de lo que ocurrido, no tendrán el valor que tiene un
indicador que nos permita estimar que podría ocurrir en el futuro.