Objetivos que no son objetivos
Disculpe, por favor, el juego de palabras. Creo, sin embargo, que es válido. Y de hecho, puede ser tomado en dos sentidos. Hay objetivos que no lo son; son meramente una descripción de actividades o de anhelos. También los hay que, aunque suene raro, carecen de objetividad; objetivos que no son alcanzables, que no están basados en realidades, que nunca se van a cumplir. Rosarios de buenas intenciones, nada más.
Y no cabe duda de que esto es muy raro. En la base de la Administración Estratégica está la definición de objetivos. Para ello se hacen las estrategias; no tiene ningún sentido una estrategia que no responda a un juego de objetivos. Parafraseando a algunos clásicos, si usted no tiene un objetivo, cualquier estrategia le sirve.
Es algo tan básico que es olvidado por la mayoría de los autores de manuales y textos de administración estratégica; se da por hecho que todo mundo ya sabe establecer correctamente objetivos de corto, mediano y largo plazos. La literatura académica no reporta, desde hace muchísimo tiempo, investigaciones sobre la formulación de objetivos. La práctica nos dice otra cosa: muchísimas empresas no saben cómo poner objetivos. Y los gobiernos no son mejores.
Con mucha frecuencia los objetivos se plantean en términos de actividades, no en términos de resultados. Por ejemplo, para mejorar la educación en México, se planteó como objetivo el que los alumnos de educación básica tengan 200 días al año de asistencia a la escuela. Ese es el típico objetivo de actividad, pero no de resultado. La realidad nos muestra que a pesar de que se aumentó la actividad escolar, no han mejorado las calificaciones de los alumnos en términos de materias tan básicas como lenguaje, matemáticas, y otras más. Esto no es un caso raro; muchas empresas caen en la misma trampa.
También se establecen objetivos que son imposibles de medir. Algún empresario dice: "nuestro objetivo es sorprender y deleitar al cliente". Y eso, ¿cómo se mide? ¿Por lo ancho de la sonrisa o por lo grande que abre los ojos? No cabe duda que es un propósito interesante, pero no es un resultado. Nadie nos dice si la sorpresa de agradable o desagradable, si la sonrisa fue de gusto o de burla. Sin embargo es interesante encontrar a empresarios que, muy satisfechos, establecen así sus objetivos.
También se encuentran mitos sobre el modo como se debe construir un objetivo. No falta quien dice que el objetivo no es correcto a menos que empiecen con un verbo en el modo infinitivo. Desgraciadamente, este tipo de verbos inducen a crear objetivos que son acciones, no resultados. En los países de habla hispana, seguimos hablando en términos de Objetivos Generales y Objetivos Específicos. Como si los objetivos generales no debieran ser suficientemente específicos y podrían quedarse en vaguedades. Por cierto, nunca encontrado algo parecido a esto en los manuales de planeación en lengua inglesa; no sé si esto signifique algo, pero es un hecho.
Es importante que tengamos una crítica constructiva sobre nuestros objetivos. Si los objetivos están mal expresados, si no son medibles, si no reflejan resultados sino actividades, estamos mandando a la organización un mensaje confuso. Y la gente, por regla general, tiende a seguir lo que percibe que se le está pidiendo. Si tú les pides mucha actividad, pero no resultados, después no te quejes de que tu estrategia no funciona. Y esto se vuelve todavía peor si sus bonos y promociones dependen del cumplimiento de los objetivos. Aunque les parezcan absurdos, ellos los seguirán, porque entienden que así es el modo como se les está midiendo.
Estoy consciente de que este es un tema aburrido, que no es parte de lo "sexy" de la formulación de la estrategia. Pero es algo vital. No importa que hagas, si sus objetivos están mal planteados, tu estrategia seguramente fallará.
Coincido con el comentario de objetivos generales y específicos, creo que objetivo en si ya es específico porque ya menciona que se refiere a un objeto o en cumplir las características de un objeto (bien o servicio.
ResponderEliminarsaludos
Betzabel
Tienes toda la razón. Desgraciadamente, tú y yo somos minoría; muchísimas empresas y profesores siguen con esos conceptos.
ResponderEliminarEn realidad deberíamos hablar de objetivos estratégicos, objetivos tácticos y objetivos operacionales; seguramente habría menos confusión.
Gracias por tu aportación
Es muy interesante ver cómo las organizaciones tienden a confundir incluso los términos de objetivo, meta e indicador. Muchas veces, terminan poniendo indicadores como el objetivo a alcanzar, lo cual como mencionas, puede causar un conflicto a la hora de medir 'resultados'.
ResponderEliminarEl objetivo debe ser lo suficientemente claro como para definir qué es lo que se quiere alcanzar, pero se deben utilizar los indicadores de desempeño para asegurarse que cada aspecto del objetivo está siendo alcanzado.
Excelente artículo!
Hola profesor Maza! que sorpresa tan agradable contar con toda su experiencia gerencial vertida en este blog.
ResponderEliminarMuchos saludos!
Isabel Chávez Palizada
antes en el Instituto de Alta Dirección, ITESM
ahora en el Campus de Educación Ejecutiva, ITESM
Es muy cierto; muchas compañías no se cuestionan a la hora de establecer objetivos. No había considerado el cambio de indicadores por objetivos; también ocurre muy seguido.
ResponderEliminarGracias por compartir
Felicidades Toño por tu blog, y el articulo interesante.
ResponderEliminarTe deseo éxito.
Carlos Díaz E.
Gracias, Carlos; que bueno que te gustó
ResponderEliminarDebemos modificar nuestro hábito de resultados a corto plazo. Adicionalmente, considero con base en observacones de campo, que debemos reconocer que hay confusión conceptual sobre objetivos, estrategias y tácticas. Es indispensable fundamentar y filosofar sobre ese gran aporte social con el que contribuiremos como compañía, buscando nutrir un mercado no solo con productos y servicios innovadores, también, con excelentes desarrollos administrativos.
ResponderEliminar¡Amen! No tengo nada que agregar; solo pedirte que nos ayudes a filosofar
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