Cuando revisamos cómo se ha ido transformando la guerra y,
paralelamente, como se ha desarrollado el mundo de los negocios, se encuentran
algunas semejanzas muy interesantes. En la época primitiva, la ventaja
competitiva en la guerra la daba el número: el grupo más numeroso siempre tenía
la ventaja. Posteriormente, la ventaja la daba el armamento. Un grupo armado
con hachas de piedra no podía competir contra uno que tuviera espadas de cobre
y éstos no podrían ganarle a quienes tuvieran espadas de hierro o de acero. Y
así seguimos hasta llegar a las armas más sofisticadas de la época actual, que
multiplican la capacidad de los combatientes y eliminan la ventaja del número.
Simultáneamente, la ventaja la daba la organización. Un
grupo desorganizado perdía frente a un grupo con una organización superior, por
ejemplo, frente a las falanges griegas o las legiones romanas hasta llegar a la
sofisticación de los ejércitos modernos combinando diferentes tipos de
agrupaciones, por ejemplo, infantería, fuerza Aérea y marina para lograr una
ventaja en el campo de batalla.
En la guerra moderna en la maniobrabilidad es otro de los
elementos que la ventaja de los ejércitos: la capacidad de avanzar más rápido
que los demás, moverse con mayor flexibilidad, poder retirarse y avanzar más
ágilmente, son elementos que dan ventaja competitiva a los ejércitos.
En el mundo de los negocios encontramos estas mismas
ventajas. El tamaño de la empresa le puede permitir ventajas competitivas, por
ejemplo, las economías de escala, la facilidad de obtener financiamiento a
costos mejores, la capacidad de allegarse de los mejores recursos humanos y
retener al personal más valioso son ventajas indudables en comparación con las
empresas de menor tamaño. La tecnología ofrece ventajas similares a las del
armamento: mejores materiales, costos inferiores, mayor precisión en el
cumplimiento especificaciones, mejor rendimiento en las operaciones y otros
muchos más, son aspectos que una buena tecnología puede generar. Por supuesto,
la manera de organizarse puede generar ventajas competitivas: las
organizaciones esbeltas, organizaciones con alta capacidad de respuesta,
ausencia de burocracia, rapidez en la toma de decisiones son formas de ventaja
competitiva que no necesariamente dependen del tamaño ni de la tecnología con
que se cuenta.
Actualmente, sin abandonar las otras fuentes de ventaja
competitiva, los ejércitos más modernos están basando su ventaja competitiva en
la información. Mucho de este desarrollo aún se mantiene en secreto, pero es de
conocimiento común el uso de satélites y de drones para obtener información en
distintos niveles y el uso de dispositivos automáticos para recuperar
información incorporados en el equipamiento de los soldados. En esto, el mundo
de los negocios está también avanzando, si bien no todavía a un ritmo tan
rápido. Pero ya también se está implementando. Sistemas comerciales para
obtener información de alto valor, minería de datos y minería de la red y el
aprovechamiento de la información obtenida a través de las redes sociales y del
comercio electrónico, son elementos cada vez más disponibles.
El gran tema, tanto en los ejércitos como en la empresa, es
la interpretación de la información. Evidentemente, la velocidad con la que se
tiene de la información ha sido mucho mayor que la capacidad de validarla y,
posteriormente, interpretarla. Una gran cantidad de información de la cual no se puede hacer
sentido, lleva a una parálisis. Se ha desarrollado un término interesante: la
"infoxicación”, la intoxicación por exceso de información. En este momento
se encuentran ya muchos profesionales y muchas empresas.
Nos hemos creído el mito de que la cantidad de información
es lo que cuenta. Sí, claramente, estamos expuestos a una cantidad información
impresionantemente grande, como nunca en la historia de la humanidad. Toda una
vida no alcanzaría para terminar de analizar toda la información que se genera
en un solo día. Información que, por otra parte, muchas veces es contradictoria
y, sobre todo, no está suficientemente validada.
Por otro lado, ahora estamos viviendo en los ejércitos el
tema de la "guerra cibernética", orientada a inutilizar los sistemas
informáticos del contrincante y, a un nivel más avanzado, sembrar información
errónea para dañar su toma de decisiones. Esta última parte, todavía no ha sido
aplicada o, por lo menos, no se ha anunciado su aplicación. Pero los
especialistas consideran este el siguiente paso lógico en la guerra
cibernética.
Tal vez con menos intensidad, pero éste es un tema que
también se presenta y seguramente se presentará con mayor importancia en las
confrontaciones competitivas entre grandes empresas. Pero, finalmente, si se
tiene confianza en la información de que se dispone, se tiene la certeza de que
es razonablemente completa, y se tiene debidamente validada todavía queda un
aspecto sumamente importante: la interpretación de la información. Un tema en
el que la tecnología todavía no puede hacer un aporte decisivo, a pesar de lo
que se ha logrado desarrollar en sistemas inteligentes. Hay quien dice que ésta
es la máxima ventaja competitiva y ésta queda en manos de los tomadores de
decisiones. Porque la toma de decisiones no es necesariamente lineal. Para ello
se emplean muchas veces otros mecanismos de pensamiento, por ejemplo la
intuición o el pensamiento lateral.
En resumen, tanto en los ejércitos como en las empresas, la
ventaja competitiva depende cada vez menos del tamaño de la organización
(aunque, por supuesto, sigue pesando), siendo la organización y el conocimiento
las ventajas competitivas que permiten superar a competidores poderosos. Y el
conocimiento, en particular, expresado en la tecnología dura o blanda de que se
disponga así como su capacidad de usarla y el acceso a información con alto
valor agregado. En particular, la información sobre nuestros mercados y sobre
la competencia.
¿La consecuencia? Finalmente, la capacidad humana de
entender las situaciones competitivas, poder aprovechar al máximo los recursos
disponibles y poder prever posibles opciones que se le presenta a los
contrincantes y a la organización, es la ventaja competitiva más importante.
Sea en los ejércitos o en las empresas.
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