Por lo poco
que se sabe del señor Donald Trump, parece ser una persona bastante impredecible.
Así que es medio inútil tratar de hacer algún tipo de predicción sobre su
administración. Es un caso clásico donde la técnica de escenarios es lo más
apropiado. Recordemos que los escenarios clásicos no pretenden establecer probabilidades
de su cumplimiento sino que sólo establecen el campo de lo posible. Éste tipo
de reflexión es el que analizaremos a continuación.
- El señor Trump sí es sincero en sus apreciaciones sobre la economía y los negocios. Lo cual no es del todo seguro; una cosa son las promesas de campaña y otra las verdaderas intenciones. Pero hagamos la suposición de que sí intentará cumplir con sus promesas.
- El Congreso de los Estados Unidos, dominado por los Republicanos, lo seguirá ciegamente o, en el otro extremo, le pondrá severos límites.
- El mundo de los negocios y, particularmente, las grandes empresas colaborará plenamente con su administración o, por lo contrario, será renuente a invertir fuertemente en los Estados Unidos.
Las reacciones inmediatas son poco confiables. El dólar se ha fortalecido
en todo el mundo, para gran pesadumbre de los inversionistas en los países en
desarrollo y en particular para México, amenazado por partida doble por las
promesas de Donald Trump. Por otro lado, las bolsas de valores en Estados
Unidos han tenido sus mejores resultados desde el 2013. Posiblemente una
reacción frente a un gobierno que promete ser menos interventor en la economía que
lo que ofrecía la señora Clinton.
Algunas situaciones que podrían modificar la situación económica serían
las siguientes:
- La promesa de reducir los impuestos, en particular a las empresas, podría aumentar la inversión pero, sobre todo, hacer regresar a los Estados Unidos a las grandes empresas que han registrado sus corporativos en otros países o en paraísos fiscales, tratando de evitar los impuestos cada vez más altos que les han impuesto las administraciones demócratas. Un buen ejemplo de ello es el caso Apple, que está registrada en Irlanda y tiene en caja o en bonos cientos de millones de dólares que no entrega a sus accionistas para evitar pagar los impuestos que deberían aportar por sus dividendos. Pero, en mi opinión, esto requeriría más que un simple recorte de impuestos. Una especie de amnistía fiscal para aquellos que tendrían que repatriar sus capitales, sería lo necesario para que ese dinero regresara a reactivar la economía de los Estados Unidos. No parece difícil, dado las declaraciones del señor Trump, en el sentido de que el mismo evadió "legalmente" el pago de los impuestos federales.
- La intención de cancelar o modificar severamente los tratados de libre comercio de los Estados Unidos, podría traer una era de proteccionismo que dañaría severamente el comercio internacional, y rompería las cadenas de abastecimiento que se han construido a lo largo de los últimos 20 a 25 años. Una promesa muy popular entre público que buscaba el señor Trump. Llevado al extremo, este proteccionismo pondría a las economías de los países en desarrollo y en particular a México y China en graves problemas. Las sugerencias de algunos líderes a los mexicanos de olvidar el mercado de los Estados Unidos y centrarnos en Europa y Latinoamérica simplemente no toman en cuenta el potencial de esos mercados y el hecho de que todos ellos son, en alguna medida, también bastante proteccionistas. Un porcentaje mayoritario del comercio de la Unión Europea, ocurre entre los países miembros y relativamente poco con otros países. Eso sin contar con la intrincada red de subsidios y barreras no arancelarias que protegen a sus propios negocios.
- La declaración de limitar fuertemente la emigración y deportar masivamente a mexicanos, promesas a las que ya les está estableciendo limitaciones, en un primer momento causaría una escasez importante de mano de obra calificada en EEUU, subiría importantemente el costo de la mano de obra y requeriría un gasto fuerte en el reentrenamiento de una clase de desempleados que en algunos casos ya van en la segunda o tercera generación de familias que viven de los seguros de desempleo. E independientemente del costo del reentrenamiento, está el hecho de cambiar una cultura de personas que no están acostumbradas a seguir un horario de trabajo y a cumplir sus responsabilidades laborales.
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Queda por
verse, ante todo lo anterior, la situación de las empresas de los Estados
Unidos. En un primer momento, que podría durar varios años, la economía se volvería
poco competitiva, aumentarían los precios internos y aumentaría la inflación.
Si, por ejemplo, la Ford regresara su fabricación a Estados Unidos, tendría un
costo muy importante de modernizar instalaciones bastante obsoletas, desmantelar
sus instalaciones en México, reentrenar a su personal actual, contratar y
entrenar al nuevo personal.
Además, si se cumpliera la promesa del señor Trump
de poner un impuesto del 35% a las importaciones, sus proveedores de autopartes
que han creado instalaciones en México, muchos de ellos mexicanos pero también de
otros países, tendrían que repercutir ese impuesto lo cual haría muy costosos
los automóviles producidos localmente. Bajo este escenario, es difícil que las
compañías que han hecho gastos importantes en China o en México puedan absorber
con facilidad el costo de repatriar las capacidades productivas de sus
empresas.
Por supuesto, hay muchas otras consecuencias e impactos de estos
escenarios; el espacio de esta Carta es insuficiente y requerirá una o más cartas
adicionales para completar este análisis de los mismos. Y, por supuesto, les
agradecería mucho ustedes amigos y amigas estrategas, sus comentarios y
observaciones para enriquecer este, que es uno de los análisis más importantes
de toda empresa debe hacer en este momento. En una próxima Carta se analizarán los
impactos más específicos para los negocios en México.