Este es un servicio de Antonio Maza Pereda a sus clientes y amigos; es un campo para discutir y aprender juntos sobre estrategia de empresa, compartir ideas, visión estrategica y opiniones para la mejora de nuestras empresas e instituciones. Para contactarme escríbame a antonio.maza.pereda@gmail.com
21 de octubre de 2016
¿Qué le pasa a Apple?
9 de octubre de 2016
¿En dónde está en riesgo su empresa?
El mundo de los negocios se ha vuelto un lugar
cada vez más turbulento. El rápido cambio tecnológico, los efectos de una
globalización cada vez más extendida, los efectos de las diversas crisis
económicas y otros muchos factores hacen que el concepto de "negocios como de costumbre"
sea cada vez más raro. La capacidad de respuesta rápida es una gran necesidad.
Más todavía, el concepto de resiliencia, la capacidad de recuperarse después de
un evento dañino y recuperar su situación original, es una de las necesidades
de las empresas. Por no hablar del concepto de anti frágil: la capacidad de terminar más fortalecido después de un
evento peligroso.
Son fortalezas que hay que desarrollar y que
pueden hacer la diferencia ante un ambiente como el actual. Indudablemente, lo
que se requiere es prever en la medida de lo posible los riesgos y tomar las
medidas adecuadas para evitarlos. Para ello se ha usado el llamado Análisis de Vulnerabilidad. Una idea
lejanamente emparentada con los análisis de escenarios, desarrollada por el
Stanford Research Institute para enfrentar crisis como las de la industria
petrolera, que generalmente han tomado desprevenidos a los mercados.
Como con los escenarios, se trata de ubicar
eventos dañinos que sean posibles.
Aunque se usa un concepto de probabilidad, en la práctica no tiene el rigor de
los métodos numéricos que se usan en administración.
El análisis empieza por ubicar los puntales de
la organización. Estos pueden ser
fortalezas, actividades, recursos o actividades clave, activos tangibles o
intangibles como prestigio, cultura, imagen u otros similares. Se trata de los
elementos fundamentales del negocio, aquellos que lo sostienen y le permiten
tener ventajas competitivas sobre los demás.
Una vez que sean localizados los puntales en una
tormenta de ideas, se busca cuáles son las amenazas que podrían dañarlos o
destruirlos. Por ejemplo, si el prestigio es un puntal, los escándalos
financieros, fallas fuertes en su tecnología, incumplimiento grave de sus
compromisos serían ejemplos de eventos que podrían dañar ese puntal. Así,
sistemáticamente, se van ubicando posibles amenazas que son las áreas de
vulnerabilidad del negocio. De hecho, puede ser que ninguna de ellas esté
ocurriendo pero son posibles.
Una vez obtenido el listado de amenazas, se
procede a evaluar cada una de ellas. Para cada amenaza se define el impacto que
tendría si ocurriera. Ese impacto puede ser catastrófico (impide seguir
funcionando a la empresa), severo (causa graves daños, impide cumplir con sus
compromisos mayores), moderado (pérdidas económicas que la empresa puede
enfrentar, pero que quitan recursos para otros temas más importantes), ligero
(evita que los funcionarios pongan toda su atención a los asuntos de la
empresa, por estar entretenidos atendiendo la amenaza) o nulo (la empresa
escasamente se da cuenta).
La interpretación de estos resultados nos
indica también cuáles deben ser las acciones de la empresa para atender esas
amenazas.
- · Alta probabilidad, alto impacto: hay que tomar medidas concretas para evitar la amenaza y debe ser incluida en el plan estratégico.
- · Alta probabilidad, bajo impacto: hay que crear reservas en dinero, tiempo o capacidades para atender la amenaza
- · Baja probabilidad, alto impacto: Estudiar a fondo, monitorear, crear planes de contingencia.
- · Baja probabilidad, bajo impacto: se atiende únicamente si llegara a ocurrir.
La filosofía de esta herramienta es la de prevenir las posibles
amenazas podría enfrentar la empresa, pero dándoles prioridades. No vale la
pena desperdiciar energías y recursos de la empresa tratando de atender todas
las posibles amenazas con la misma intensidad. Posiblemente, lo que tratamos de
evitar es estar en los posibles extremos: Tanto el de suponer que nada puede pasarnos
y encontrarnos con que la adversidad nos sorprende, en un extremo, como en el
otro teniendo una actitud paranoica tratando permanentemente de encontrar
dificultades y gastar tiempo y energías tratando temas que nunca lleguen a
ocurrir. Aunque es cierto que, como dice Andrew S. Grove de Intel, en los negocios solo los paranoicos
sobreviven. Pero no hay que caer en el extremo.
Una herramienta muy útil, muy cerca de los
conceptos de los escenarios y particularmente necesaria en una cultura de
negocios como la nuestra, que no se caracteriza por ser particularmente
previsora. Hagan la prueba, estimados estrategas. Les aseguro que no se
arrepentirán. Y si quiere más detalles, sólo díganlo y con gusto les ayudo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)